CERRO BAÚL

lunes, 16 de mayo de 2011

BITÁCORA 6

LLegamos a Vallegrande, pueblo de la sierra del departamento de Santa Cruz, con intención de rastrear la historia de la guerrilla en Bolivia y el último año de vida del Ché. Fué en este pueblo donde fueron expuestos los cadaveres del Ché y dos guerrilleros más, Chino y Willy, en la lavandería del hospital Señor de Malta y posteriormente enterrados en fosas que no se descubrieron hasta 1997. En cuánto llegamos al pueblo nos acercamos a la lavandería, el lugar impresiona, en la memoria las fotografías de los tres cadáveres en el lavatorio que en aquellos dias de octubre de 1967 sacó Ustariz, uno de los fotógrafos que junto a otros periodistas además de todo el pueblo de Vallegrande se acercó ante la noticia de que allí estaba el Ché. El lugar está todito lleno de pintadas, el homenaje de la gente a la figura, al personaje, a lo que significó. A un lado la morgue, que aún se utiliza, donde dicen que le cortaron las manos para verificar su identidad. Aquel año de 1967 el Ché llegó a Bolivia disfrazado y clandestinamente; la idea, combatir con la guerra de guerrillas la dictadura del militar Barrientos y extender la revolución a todo el continente. En cuba Fidel estaba en el poder desde 1961, el Ché venía del Congo y fué durante 1967 que anduvieron él junto con otros guerrilleros en Bolivia por las sierras y quebradas de Santa Cruz. El gobierno de Barrientos fué prevenido de que había guerrilleros en tierras bolivianas, sabiéndose buscados por los militares se dividieron en dos grupos, la columna del Ché y la de Joaquín.  Primero cayeron Joaquín y otros cuantos en la batalla de Vado del Yeso, entre ellos Tania, dicen espía de Berlín y la URSS, después el grupo del Ché cayó en la quebrada del Churo el 8 de octubre, y otros cuantos en aquellas fechas y posteriores y a pocos kilómetros de allí, en El Batán, El Mataral y otros lugares. Queríamos conocer la quebrada del Churo, es complicado llegar al lugar pero lo hicimos y valió el esfuerzo; por el camino encontramos campesinos que nos contaban ésta y aquella historia, después de una buena caminata llegamos, era el lugar donde los atraparon, junto al río en el vado de la quebrada, un lugar con higueras donde Crescencia campesina del lugar nos dijo que entonces hubo papas. Los militares barrían la zona y bajo amenazas y torturas a los campesinos dieron con ellos, nos impresionó estar en aquel lugar, en aquella quebrada donde ocurrió. Descendiendo la quebrada una serpiente de cascabel se cruzó por nuestro camino, nunca habíamos visto una. Después de un rato reposando las emociones en aquel lugar ascendimos de nuevo la quebrada y llegamos a la comunidad de La Higuera, aldeita donde llevaron al Ché, a Chino y a Willy y donde los retuvieron en la escuela hasta que llegó la orden de ejecutarlos al día siguiente. En la pequeña aldea, junto a la plaza dos estatuas del Ch, la escuelita, ya reformada ahora en un pequeño museo, y apenas gente, los del pueblo querían saber si queríamos entrar a la escuelita por 10 bolivianos-1euro, además estaban seis argentin@s, una pareja de yanquis y un destacamento de médicos cubanos que permanecen allí relevándose y atienden gratuitamente consulta a la gente de los pueblos de la sierra. Los médicos cubanos nos recibieron enseguida, dejan que la gente acampe alrededor de su casa y apoya al que llega a la aldea , además se encargan de cuidar y mantener tanto la escuela como las fosas donde encontraron los cadáveres, el mausoleo del Ché y el lavatorio en Vallegrande, único lugar al que se accede sin pagar y por ello la gente lo ha hecho suyo. La Higuera nos impresionó, la escuela donde los ejecutaron, allí cerca la quebrada donde los atraparon, la sierra donde anduvieron y todo lo sucedido en la mente. Desde La Higuera los llevaron a Vallegrande, al lavatorio del hospital, los enterraron en una fosa común cerquita del cementerio y a otros doce en otra fosa a un kilómetro de esta, fué treinta años más tarde en 1997 cuando descubrieron los cadávares y el Ché fué llevado a Santa Clara de Cuba.
De camino a la quebrada un campesino que caminaba con su nieto nos contó, contaba que su madre lo vió, cuando lo llevaban a la escuelita, que era muy simpático y que tenía una frente muy sobresalida y que le dijo no más "buenos días señora". También contó que la maestra les contó que lo vió y que al escribir algo, el Ché le corrigió "así no se escribe señora", que lo tenían atado por las manos y que un guardia le dió dos manotadas a lo que el Ché le escupió en la cara. No sabemos si las historias que nos contaban sucedieron pero lo que sucediera sucedió allí. La leyenda del Ché sigue viva mientras haya quien la cuente y haya quien la escuche. Así pasamos aquellos ratos en La Higuera, conversando con la médica cubana, con l@s chavales argentin@s sobre la situación política en España y Argentina y esperando una lluvia torrencial que vino después de meses sin llover. Nos causó extrañeza que gran parte de la gente del lugar estaba despegada de su historia, en aquellos años algun@s pensaban por la propaganda del gobierno que el Ché vino a Bolivia a quitarles sus tierras, l@s guerrilleros tenían mala prensa; por otro lado también ahora algunos viven de la leyenda del Ché pero nos alegró no ver un exceso de mercantilismo y de masificación en estos lugares como en un principio pensamos, de hecho fué dificil llegar hasta allí pero bién emocionante. Volvimos a Vallegrande, nos acercamos a los lugares donde se encontraron las fosas, en una estaba el Ché y otros seis, al Ché se le ha levantado un mausoleo y en la otra estaban Tania y once más; las dos están valladas y sólo pueden visitarse pagando, saltamos las vallas y estuvimos un  rato en aquellos lugares.
A estos dias por los caminos del Ché y de l@s guerrilleros en Bolivia en buena parte me trajo mi madre, Josefina, que desde pequeña me habló del Ché y de las luchas revolucionarias de américa latina y despertó en mí el sentido de la rebeldía ante la opresión, desde Bolivia en mi recuerdo amatxo. También nos hemos acordado de otr@s cuant@s a los que os hubiera gustado estar aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario