CERRO BAÚL

miércoles, 24 de agosto de 2011

BITÁCORA 12

Regresamos a Perú para visitar a Julio, un colega de Lambayeque y ver la zona norte que teníamos pendiente. Hacemos un recorrido por algunas de las antiguas civilizaciones preincas, es impresionante conocer la esencia de la cosmovisión del mundo andino y comprender mejor la idiosincrasia de la gente que aquí vive, las relaciones y el diálogo que establecen con la naturaleza,  la vida en relación con lo desconocido y la toma de contacto con el mundo interior a través del chamanismo, la idea de la vida después de la muerte, etc. Un modo de comprensión de la existencia, ancestral, primitiva en el mejor sentido, a veces alejado de lo racional, alejado del método céntífico; sin embargo con conocimientos y habilidades muy avanzadas de la construcción de infraestructuras para vivir, cultivar, templos, canales de agua e irrigación, y sobre todo formas de acceder a niveles superiores de conciencia o solucionar dolencias, enfermedades y dificultades a través de drogas, el cáctus de San Pedro planta sagrada andina y la ayahuasca en la selva.
En la cosmovisión andina hay tres niveles representados por diferentes animales, el águila o cóndor en el cielo, el jaguar o felino en la tierra y la serpiente en el submundo. Era habitual la ofrenda de animales, cultivos y en algunas culturas incluso personas para tener satisfecho al Dios y tener su favor. El tema es amplio e interesante.

La cultura más antigua que hemos conocido, origen de las culturas andinas es la Chavín 1.200 años A.C., que fundamentan su organización social en torno a una forma de gobierno teocrática, la de l@s sacerdotisas o chamanes, quienes entablaban relación directa con el "Dios", a través del consumo del cáctus.
La construcción de Chavín de Huantar (850 A.C.) en un lugar de la cordillera blanca andina a más de 3.000 metros de altura, es un centro ceremonial al que acudían desde otros lugares en peregrinación, una pirámide trunca de forma trapezoidal de enormes piedras talladas, resistente a los sismos muy comunes en esta zona, observatorios de estrellas, conocimiento de los tiempos y estaciones, un complejo sistema acústico de laberintos en su interior, canales de agua, plazas para la celebración de rituales con el objetivo de que los chamanes bajo el efecto del cactus establezcan contacto con el dios y junto con las ofrendas de los peregrinos aplaquen la fuerza por ejemplo de fenómenos metereológicos. La complejidad de la construcción de Chavín de Huantar permitía que la luz de la luna en el equinocio iluminase un gran tótem de piedra situado en el interior de la pirámide y que la sangre de los animales sacrificados pasara por el tótem y llegara al agua de los canales y finalmente tiñendo de rojo el río, significando la fertilidad de la tierra. Debía haber varias ceremonias anuales relacionadas con fechas significativas como los solsticios y equinocios. El afán del ser humano por comprender y "controlar" el universo y sus fuerzas es antigua. En la actualidad las culturas vivas andinas y amazónicas mantienen algunas de estas costumbres, sacrificar animales en lugares especiales (Huacas), realizar rituales con animales para la cura de enfermedades o tomar sustancias para conocer el pasado, presente, futuro; llegar a la "verdad", al autoconocimiento y alcanzar un nivel superior de conciencia. Todavía hoy se sigue excavando el sitio arqueológico y el lugar transmite su magia.

La cultura Moche continuación cronológica de la Chavín se extendió del 100 A.C al 800 D.C., establece también una forma de gobierno donde los sacerdotes y sacerdotisas eran la élite, construyen Huacas ceremoniales, pirámides truncadas de adobe que hoy se siguen excavando y estudiando, La Huaca del Sol y la Luna son dos magnificas construcciones muy cercanas al océano, en medio de ellas se extendió una gran población bajo el dominio de distintos sacerdotes. De la cultura Moche se han rescatado además de las Huacas y los poblados, enterramientos de sacerdotes impresionantes por sus tesoros, oro, turquesas y ornamentos preciosos que al ser enterrados se llevaban a la otra vida. En aquella pensaban, cada persona desempeñaba el mismos rol, el sacerdote lo seguiría siendo así como lo sería el ceramista. Las cerámicas y textiles Moche son de una calidad exquisita y representan sus dioses, las actividades cotidianas, las ocupaciones de las personas (chamanes, artesanos, músicos etc; curiosamente los Chamanes eran personas especiales, con alguna deficiencia física o psíquica). En los ceramios también se representaban ritos de enfrentamiento entre guerreros y escenas de caza. Los Mochicas realizaban rituales de sacrificios humanos, aunque este tema despierta cierta controversia. Los sacerdotes elegían a los miembros de las comunidades que se tenían que enfrentar en una lucha cuerpo a cuerpo en el desierto, quien perdía el tocado era vencido, desnudado y llevado a la Huaca ceremonial delante del sacerdote, allí se le preparaba para pasar a la otra vida, se le daba el cáctus y posteriormente se le sacrificaba. En la gran plaza de la Huaca de la luna un frontón de grandes dimensiones con tallas impresionantes pintadas en las paredes, es el lugar donde el sacerdote mostraba la sangre del sacrificado y optaba por beberla o por derramarla a la tierra. Se ve en las cerámicas como estos sacerdotes utilizaban indumentarias muy llamativas, máscaras representativas de animales, felinos nomalmente, grandes tocados, orejeras, narigueras y mucho oro con lo que brillaban e impresionaban en lo alto de la pirámide a quien l@s que allí le contemplaban. Recientemente se ha constatado que hubo sacerdotisas mujeres, gobernantes y guerreras de alto rango al igual que varones. Visitamos el museo y tumba del señor de Sipán, gran dinastía de sacerdotes por sus enterramientos-tesoro, son impresionantes las joyas y la conformación de las tumbas, enterraban a éstos con sus mujeres, niños, su primer guerrero, animales, cerámicas y alimentos para ir a la otra vida. Hubo varios gobiernos en la cultura Moche, donde cada sacerdote construía sobre la estructura del templo anterior, se dice que el poder de los sacerdotes entró en declive en el siglo VI D.C. a raiz del fenómeno del niño, ya que el pueblo veía que sus ofrendas no eran escuchadas por el dios y no aplacaban los efectos del "niño".

En otra visita vimos la ciudad fortaleza de Chan Chan, el lugar es muy bonito frente al océano, una gran ciudad de barro amurallada donde las clases dirigentes vivían separadas del pueblo, el gobierno de la cultura Chimú es de tipo político y no religioso, aunque mantenían rituales muy relacionados con el mundo del mar, ya no realizaban sacrificios humanos. A diferencia de l@s Moche cada vez que un jerarca fallecía, el nuevo gobernante no construía su palacio sobre la estructura anterior sino que hacía otro, por lo que la ciudad de Chan Chan tiene 10 palacios en el recinto amurallado, estamos en el siglo VIII y l@s Chimús fueron la última conquista de los Incas hacia mediados del siglo XV, fueron los últimos en resistir. Fueron expertos orfebres y manufacturer@s de textiles, así que el imperio Inca se desarrolló en base al conocimiento de las culturas que le precedieron logrando maravillas arquitectónicas como Machu Picchu. Las lenguas habladas por l@s Moche y l@s Chimú desaparecieron y se impuso el Quechua en todo el imperio del Tiwantinsuyo, que se extendió hasta la conquista de los españoles y la iglesia católica en el siglo XV, desde el actual noroeste de Argentina, norte de Chile, Perú, Bolivia, Ecuador hasta el sur de Colombia.

Paralelamente a estas culturas de la costa, en la sierra al límite con la amazonía se desarrolló la cultura Chachapoyas, del 400 D.C. hasta la conquista Inca. Visitamos Kuélap, ciudad fortaleza de piedra, construida como una plataforma de piedra de 20 metros de altura sobre un cerro de unos 3.000 metros desde el que se divisa el límite entre sierra y selva. Casas circulares de piedra y techos cónicos de paja de 9 metros de altura, aún hoy se está estudiando esta cultura pero parece ser que una de las construcciones estaba destinada a ceremonias. El lugar es impresionante, por donde se ubica y por la maravilla de la construción que se destacó por su valía defensiva.
Podríamos alargarnos en las descripciones de estas culturas pero no vamos a aburriros, aunque Kuélap lo merecería.
El pueblo de Chachapoyas es tranquilo y agradable, casitas blancas con balconadas de madera y una gran plaza de armas desde la que se ven los cerros. Coincidimos con las fiestas del lugar, disfrutamos de una feria de artesanía de productos de la zona, desde la selva a la sierra, conversar con l@s productores y degustar cosas ricas. Muchas asociaciones han emprendido iniciativas con la ayuda de Cáritas, producción de quesos y yogures, café, licores y mermeladas de frutas del lugar, textiles y otros productos. En uno de los paseos por el pueblo vemos un bar con una gran ikurriña en la pared y rock and roll de fondo, allí que entramos claro!, el dueño nos comenta que su abuela era vasca y por eso lo de la bandera. En la mesa de al lado unos madrileños, empezamos a hablar y así nos vamos tomando unas cervezas con ell@s, resultando que son de Ecologistas en Acción de Madrid ¡Samu, Elena, Ester, os conocen!, qué buena coincidencia, hacemos migas y en esos dias quedamos a echar cervezas y compartir. Después de unos dias nos despedimos, ell@s van hacia Lima, nosotr@s a Trujillo.
El centro de esta ciudad de edificios coloniales tiene casas imponentes de planta baja, patios con soportales de madera, suelos de mármol y están pintadas de vivos colores, grandes ventanales de forja de la época republicana, muchas de ellas con apellidos vascos, actualmente casi todas son propiedad de bancos, multinacionales o de la municipaldad.

La visita a Julio en Lambayeque estuvo fenomenal, un gusto volver a encontrarnos con él, hablar de la vida, "cerrar bares" y ver anocheceres en el mar. Su familia nos recibe con los brazos abiertos y pasamos muchos ratos con ella, comiendo platos típicos que cocina estupendamente Luz, viendo a los bichos que cria Juán en la parte de atrás de la casa, con Viki y Pati, las hermanas, el tío José y demás familia, nos contamos historias de cómo se vive acá y allá, entre ellas se nos queda esta; la utilización por algunos chamanes del Cuy (conejo de indias que aquí se come desde hace siglos) para el diagnóstico de enfermedades, aquí la gente en ocasiones acude a l@s chamanes. Nos encantó estar de nuevo con Julito, informático, poeta y soñador. La familia Alache-Vargas solidaria y entrañable nos abrió su casa y sus corazones. Y otra despedida!!!

Después de muchas piedras vamos a la reliquia más antigua de América que no cabe en un museo por lo bella y lo grande, la gran cordillera blanca, en concreto al Parque Nacional Huascarán, más de 30 nevados de más de 6.000 metros, más de 200 de más de 5.000, más de 700 glaciares y más de 400 lagunas. Esto es otro capítulo, la naturaleza hace los mejores monumentos!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario